Si vos de esos tipos que no levantan ni sospechas cuando van al boliche, que le tiran a todas pero ninguna le da pelota, que agarra lo que le rebota a los amigos lindos, que llama al número que le dio la chica y atiende siempre el contestador, o peor, atiende el almacenero de barrio Jardín; entonces esta película es para vos. Se trata de “Hitch: Especialista en seducción”. El filme no es tampoco tan trascendental, pero trabaja sobre todos los errores que cometen los hombres a la hora de tratar de seducir a una mujer.
Los primeros 20 minutos son una fabulosa guía de consejos interesantes que te pueden servir a la hora de conquistar a la dama de tus sueños. Después, la trama se desdobla y relata la historia del personaje principal (Will Smith) que hace de consejero amoroso, y la historia de su cliente, un contador gordo e impresentable, interpretado fantásticamente por Kevin James. Desde ahí, la película se transforma en la típica comedia romántica llenas de enredos y confusiones, pero que se salva porque el gordo te hace cagar de risa. El resto, nada de otro mundo.
“Ayer en la escalera / Vi a un hombre que no estaba allí / No estaba allí tampoco hoy / ¡Oh, cómo me gustaría que se fuera”. Así comienza el espeluznante poema titulado “Antigonish” de William Hughes Mearns, que habla de un fantasma y que fue utilizado en varias películas. Una de ellas es el thriller de terror titulado “Identidad”, protagonizado por John Cusack, Amanda Peet y Ray Liotta, y que se puede ver durante el mes octubre por la tele.
En una noche lluviosa y horripilante, diez extraños que vienen viajando por la ruta, quedan, por distintos motivos, varados en un motel. Y como en la novela “Eran Diez Indiecitos” de Agatha Christie, los van matando de a uno. Nadie sabe quién es el asesino, todos parecen sospechosos y nunca nadie ve nada. A la par, en la ciudad, un grupo de psicólogos, abogados y otras verduras, deciden el destino de un loco condenado a muerte. ¿Están estos eventos relacionados? ¿Qué tienen en común nuestros personajes? ¿Está el lugar embrujado?
Para responder a todas estas preguntas y saber qué ocurre, deberás ver este filme, que fue dirigido por el talentoso James Mangold (“Inocencia interrumpida”, “Johnny & June - Pasión y locura” y “El tren de las 3:10 a Yuma”), y que te deja absorto y un poco contraído hasta el final, pero que vale la pena.
Ashton Kutcher quizás te suene conocido por ser el que desbancó a Bruce Willis de la cama de Demi Moore después de 13 años de matrimonio. El tipo no ha hecho buenas películas, lo cargan porque es medio de madera y las comedias en las que participó no hicieron reír a nadie. Sin embargo, el hombre protagonizó un thriller muy copado que se llama “El efecto mariposa” y que están dando por estos días en el cable. Hay que decirlo, es lo mejor que hizo, aparte de casarse con Demi Moore.
En esta película, Ashton es un joven, que cuando niño sufría pérdidas de memoria repentinas, y que en la Universidad descubre que puede cambiar el presente en el que vive, reconstruyendo -a través de un diario- los traumas que sufrió durante su infancia. Pero, -siempre hay un pero-, todo lo que modifique en el pasado tendrá consecuencias, sino pregúntenle a Michael Fox en “Volver al Futuro”.
Este filme es alucinante, atrapante y te deja pensando, ¿hasta dónde llegarías para transformar tu vida y la de los que te rodean? ¿Qué priorizarías, tu felicidad o la de los demás?
En fin, la están dando por A&E, Cosmopolitan TV y Hallmark Channel durante septiembre y octubre. Te la recomiendo.
Una vez más, Hollywood le advierte a los hombres promiscuos de todo el mundo sobre los inconvenientes del sexo casual y la falta de compromiso. Ya lo había hecho antes en “Alfie” (con Jude Law), “Hombre de Familia” (con Nicolas Cage) y “Un gran chico” (con Hugh Grant). Esta vez no tuvieron mejor idea que filmar una adaptación de la novela de Charles Dickens, “Un cuento de Navidad”, para relatar la historia y le pusieron un título significativamente original: “Los fantasmas de mi ex”. Como si no fuera poco con saber que todas las comedias románticas terminan igual, encima le agregan uno de los argumentos más conocidos de la historia del cine y de la literatura. Dejate de joder.
El protagonista es Matthew McConaughey, ese pibe que ganó un concurso que yo hice para saber quien tenía la mejor sonrisa del mundo, y Jennifer Garner, la castaña que actuó en “La joven vida de Juno” y “Alias”.
Matthew es el típico ganador, exitoso y fachero que se levanta varias minas distintas todos los días. Una mañana le toca ir al casamiento de su hermano menor, y estando allí, se le empiezan a presentar los tres famosos fantasmas del presente, pasado y futuro, introducidos por su tío (Michael Douglas), que le muestran lo bueno que fue, la escoria en la que se ha convertido, y lo solo que se quedará si no recupera a su único amor y deja de deflorar mujeres por deporte. No vaya a ser que alguno se escape de la institución familiar para hacer lo que quiera con su vida, porque eso está mal.
Te reís un par de veces, Matthew McConaughey sigue teniendo la mejor sonrisa del mundo según mis categorías y Michael Douglas viene a salvar un poco la situación agregando algo de glam y experiencia interpretativa.
Esta es definitivamente la mejor película de la historia: "El Señor de los Anillos". Leí los tres libros, la fui a ver al cine, la alquilé en video, compré los DVDs incluso antes de tener DVD, vi las tres versiones extendidas y me hice un tatuaje.
No hay otro relato que refleje con tanta pasión las deidades humanas: amistad, lealtad, gloria, sacrificio, amor, temor, redención. Un aplauso para J. R. R. Tolkien que la escribió y un aplauso para Peter Jackson que se tomó siete años para filmarla en Nueva Zelanda.
No obstante, conozco detractores a quienes no les gusta esta película. Uno de ellos es mi hermano, quien sugirió que si le hubieran dado el anillo a Legolas para que lo lleve al Monte del Destino, el filme hubiera durado mucho menos. Y sí, es largo, pero cómo se equivoca este hombre, no le falta ni le sobra nada.
Si algún día estas enfermo, alquilala. Tenés para 10 horas ininterrumpidas de la mejor leyenda alguna vez contada.
Y para terminar te dejo dos frases que quedaron para siempre en mi memoria: “Even the smallest person can change the course of the future” (Aún la persona más pequeña puede cambiar el curso del futuro); y "All we have to decide is what to do with the time that is given to us" (Sólo podemos decidir qué hacer con el tiempo que se nos da). Y qué razón tienen.
Me encantan las películas de magos. Cuando estrenaron en canal 12 el programa del enmascarado que devela trucos casi me muero. Lo consideré un sacrilegio. La gracia es no saber cómo se hacen, sino disfrutarlos como si fuéramos niños. Ya lo decía ese gran pirata de nuestra era, Paulo Coelho: “La magia es un puente que te permite ir del mundo visible hacia el invisible. Y aprender las lecciones de ambos mundos”. Y a mí me gusta pensar que no hace falta saber cómo se hace todo en la vida, y que un poco de misterio nunca viene mal.
En fin, una buena y entretenida película sobre el tema es “El Ilusionista”. Acá, Edward Norton es un niño de clase social baja, que se enamora de una Jessica Biel de clase social alta, y –obviamente- no los dejan estar juntos. Entonces el chico se va a recorrer el mundo y vuelve muchos años después convertido en un mago misterioso que encuentra a su amor de la niñez comprometida con el príncipe de Viena. Y truco va, truco viene, Edward intentará usar sus “poderes” para recuperar a la mujer y destruir al gobierno de turno.
Si me preguntan, el filme me resultó un poco predecible, pero no por ello deja de ser intrigante, lleno de ardides y artimañas, que te dejan pensando hasta qué punto es posible la magia que hace este hombre.
Y Edward Norton es un maestro. He visto todas sus películas y nunca me decepcionó. Esta no es capaz la mejor que hizo, pero no defrauda.
La dieron este mes por la tele, pero lamentablemente ya no está en agenda, así que buscala en el video.
Desde que Hannibal Lecter se comió un par de personas acompañadas por un Chianti y terminó en la cárcel con una máscara ayudando a detectives del FBI a encontrar psicópatas, el mejor asesino serial que ha dado el cine en los últimos tiempos es el “John Doe” de “Se7en”. El otro día agarré esta película en la tele y me volví a horrorizar de nuevo como la primera vez que la vi. El loquito (interpretado por un Kevin Spacey que vemos recién al final) se pone a matar gente siguiendo el patrón de los siete pecados capitales. Y lo hace de manera macabra y sangrienta: ajusticia a un gordito haciéndolo comer hasta reventar (Gula), a un abogado obligándolo a cortarse partes de su cuerpo (Avaricia), etc.
Para agarrarlo, la policía le encarga el caso a un policía novato e impulsivo, Brad Pitt, y a un policía veterano y apático, Morgan Freeman. Y en una ciudad sin nombre, oscura, lluviosa e indiferente, los dos agentes de homicidios van en busca de este trastornado, que sin dudas tiene pensada una obra maestra y que parece va siempre un paso delante de la fuerza policial.
Dirigida por David Fincher, esta es una de las primeras películas en las que Brad Pitt cambia belleza por talento, y de ahí en más comenzaría a protagonizar filmes con más contenido, pero sin dejar de ser fachero. Por su parte, Morgan Freeman, ya no necesita introducción. A esta altura ya había sido nominado a tres Oscar, había conducido a "Miss Daisy", había luchado voluntariamente en la Guerra Civil de los Estados Unidos en “Glory”, había pasado su vida entera en la cárcel "Shawshank" junto a Tim Robbins, y había sido el moro que le salva la vida a Kevin ‘Robin Hood’ Costner. Después fue presidente de los Estados Unidos, mucho antes de Barack Obama, y también Dios en “Todopoderoso”. Qué más se le puede pedir a este tipo.
A "Se7en" la podés ver por Space y TNT durante septiembre y octubre. No apta para personas que se impresionan con un poco de sangre.
¿Alguna vez te imaginaste diciendo que sí a todo lo que se te presente? Hacé el ejercicio un minuto y pensá que por una semana tenés que aceptar cualquier propuesta que te hagan. Cualquiera. No importa si viene de tu jefe, tus amigos, un mendigo que se te cruza por la calle, extraños que se te aparecen por el camino, invitaciones de folletos de que te dan por la calle. Suena interesante. Capaz terminás viviendo situaciones extrañas, cómicas o terroríficas, en las que jamás te hubieras imaginado.
Bueno, eso es lo que le pasa a Jim Carrey en “Yes Man” (“¡Sí Señor!”). Al hombre lo abandonó su esposa hace un tiempo, está deprimido, odia su trabajo, no le da bola a los amigos y se pasa el fin de semana viendo tele. Hasta que asiste a un seminario de autoayuda en el que un gurú lo convence de aceptar un contrato mediante el cual debe decir que sí a todo durante un año. Y la vida le cambia, obviamente para mejor.
Definitivamente, ésta no es la mejor película que ha hecho Jim Carrey. En el grado de histrionismo está más cerca de “Todopoderoso” que de “Mentiroso Mentiroso”, ya que al menos no te vuelve loco con las caras de idiota, pero te hace reír un poco y al final te deja pensando. Porque al principio decir que sí a todo puede sonar divertido, pero llega un momento en que una persona debe poder elegir opciones.
Para todas las mujeres que fuimos devotas y fieles seguidoras de “Sex and the City”, la película “He's Just Not That Into You” (conocida aquí como “Simplemente no te quiere”) prometía ser un extracto de aquellas situaciones desopilantes a las que estábamos acostumbradas a presenciar en la serie y que siempre te dejaban pensando sobre cuestiones de pareja. Todas recordamos ese capítulo en el que Miranda descubría uno de los secretos más guardados por el universo masculino, aún más que la ubicación del Santo Grial: si el tipo con el que tuviste una cita no te llama es porque no está interesado en vos. No es que tenga mucho trabajo, o haya perdido tu número de teléfono, o le hayan amputado los dos brazos en un accidente y no puede marcar el número. Simplemente no está interesado. Y no hace falta que vos intentes por todos los medios conseguir su teléfono, o ir a buscarlo al bar, o tratar de forzar un encuentro casual, porque te vuelvo a repetir, simplemente no está interesado. A llorar al campito.
El problema de este filme, además de ser un poco aburrido y largo, es que el título hace hincapié en solo una de las historias que cuenta, el resto abunda sobre clásicas situaciones de pareja que no son ninguna novedad (infidelidad, casamiento, la inserción de las nuevas tecnologías en el filo), que ya hemos visto una enésima cantidad de veces en otras películas, pero que Carrie, Miranda, Samantha y Charlotte supieron encarnar con estilo, gracia y mucha más sinceridad.
Yo esperaba otra cosa de los escritores de "Sex and the City", pero no, esta película no me gustó. Así que amiga, si a esta altura de la vida todavía no te entran balas, alquilala, capaz logres interiorizar un concepto que, como mujeres, nos es muchas veces difícil de entender.
El reparto, sin embargo, es de alta escuela y alto caché: Scarlett Johansson, Bradley Cooper, Ben Affleck, Jennifer Aniston, Jennifer Connelly (la que le gusta a mi amigo Guillermo), y Drew Barrymore. Qué lástima, podría haber sido mejor, mucho mejor.
Por fin pude ver la superpromocionada “The Hangover” (“¿Qué pasó ayer?”). Había visto el trailer en el cine y prometía ser el descubrimiento del año. No sé qué empresa se encargó de hacer los adelantos, pero hay que darles crédito: son los mejores del mundo. La película entera es un chasco. Nunca me reí tan poco. La anunciaron como la mejor comedia desde “Loco por Mary”, pero no pude lograr desprender una carcajada, salvo en dos oportunidades (una escena con el tigre y otra con Mike Tyson).
Si no la viste, "The Hangover" cuenta la historia de cuatro amigos que van a hacer la despedida de soltero de uno de ellos a Las Vegas y después de una noche alocada -que nadie te muestra-, los flacos se levantan en la habitación del hotel con una resaca importante y sin poder recordar un pomo lo que habían hecho. Capaz a más de uno la escena le resulte similar con alguna experiencia de la vida real, con la diferencia de que los tipos encuentran un bebe en el ropero, un tigre en el baño, a uno le falta un diente, hallan un chino en bolas en el baúl del auto y Mike Tyson aparece en la pieza tocando el piano y cantando una canción de Phil Collins mientras le pega una trompada a uno de los pibes.
Lo único que me mantuvo con suficientes ganas de llegar al final, era saber dónde carajo estaba el novio, que no aparece por ningún lado, mientras los tres restantes lo buscan, intentando reconstruir la noche pasada, lo que los lleva a generarse más problemas, que nunca son divertidos. En fin, un aplauso para los que hicieron el trailer.
Todavía la están dando en el cine, pero te recomiendo que gastes la plata de la entrada en otra cosa.
Hace poco me recomendaron que viera “El Secreto”, una de esas películas que se desprende de la gama de los libros de autoayuda y autosuperación, que mueven millones de dólares en el mundo. La autora, Rhonda Byrne, una productora de TV y escritora australiana, la venía pasando mal, se mataba laburando, estaba estresada, había perdido a su padre, nada le salía bien, hasta que un día descubrió “el Secreto” para la vida perfecta y decidió revelárselo al mundo. Según la leyenda, “el Secreto” era conocido por los grandes hombres de la humanidad, pero había sido negado a la plebe (ergo a la clase trabajadora) como una forma de dominio de los más poderosos hacia los más débiles (o al menos eso es lo que yo entendí).
Y a esta altura ya te estarás preguntando: ¿“Y cuál es el famoso ‘Secreto’”?, pero para eso vas a tener que bancarte (como yo) la película, que dura una hora y media, y que parece un documental de Discovery Channel.
Allí, filósofos, psicólogos, empresarios, visionarios, metafísicos, etc., se esmeran en explicarte, con algunos ejemplos que llegan hasta el grotesco cómico, cómo tú puedes atraer el bienestar y la felicidad a tu vida basándote en la “Ley de la Atracción”, que básicamente sostiene que si tienes un pensamiento positivo, tus experiencias van a ser positivas y lo que pidas se te concederá: salud, dinero, amor, etc.
Sin entrar en abundancias, “El Secreto” roza las creencias religiosas de toda clase -capaz sacando la parte de la culpa-, y esa filosofía que no es desconocida por nadie que dice “todo en la vida vuelve”, “siembra vientos y cosecharás tempestades”, o “a veces Dios para castigarte contesta tus plegarias”. Y la da vuelta: si quieres ser feliz, tienes que imaginarte siendo feliz y serás feliz.
Lo único concreto que te puedo decir, es que después de escribir el libro y hacer la película, la revista Forbes estimó las ganancias de Rhonda Byrne en 12 millones de dólares solo en 2007. En fin, creer o reventar. Yo, por las dudas, pruebo.
Desde que "ET" y "Alf" vinieron a la Tierra, no había conocido otro extraterrestre que me mantuviera tan prendida. Se trata de Prot, el protagonista de la película “K-PAX”, un filme que había registrado numerosas veces en el anaquel del video, pero que jamás alquilé. Curiosamente llegó a mis manos hace unos días y debo decir que agradezco que lo hayan puesto en mi camino.
Un supuesto alien con figura humana y gafas oscuras, Kevin Spacey, aparece en la estación de trenes de Nueva York y como se comporta un poco raro, termina en un psiquiátrico. Claro, el hombre dice que viene del planeta K-PAX, viaja por el universo a velocidades superiores a la de luz y come bananas con la cáscara incluida. El psiquiatra de turno, Jeff Bridges, que sospecha que el tipo sufre una suerte de brote sicótico, comienza a entrevistarlo, y aquí es donde nos surge la duda a todos: ¿será Spacey realmente un extraterrestre?, porque puede parecer loco y excéntrico, pero el tipo suena muy convincente.
Esta película pondrá a prueba tu credibilidad y tu mirada del mundo, porque como cualquier extranjero que visita un país y cuestiona las leyes establecidas, este filme te deja pensando sobre muchas de las cosas que damos por sentadas. Olvidate de Alien, V Invasión, Especies o Los Critters. Este extraterreste es copado. Te lo recomiendo.
Hace muchos años, estábamos con mi amiga María en Liverpool, Inglaterra, una de las paradas obligadas de nuestro viaje de mochileras. Era invierno. Hacía frío, llovía y llegamos de noche. Terminamos alojadas en una hostería, que para nuestra sorpresa tenía televisión y una lista de videos que podíamos elegir para ver. Estábamos cansadas y medio enfermas así que decidimos hacer una noche de descanso y quedarnos a ver tele. Total, los Beatles podían esperar hasta el día siguiente. Agarramos la lista y elegimos la mejor película que había en el catálogo: “Dirty Dancing”.
Ayer me acordé de esa anécdota después de escuchar que Patrick Swayze había muerto a los 57 años, después de dar clase sobre como sobrellevar un cáncer y seguir poniéndole el pecho a la vida. Seguramente lo recordaremos defendiendo a “Baby” y haciéndola bailar en esa película que vio todo el mundo y que, como el “Thriller” de Michael Jackson, sirvió para los sketchs de "Feliz Domingo", que también veíamos todos, sobre todo para agarrar esa parte y la de la llave.
Y cómo olvidar “Punto Límite”, donde hizo de gurú hippie y choro frente a un robótico Keanu Reeves que intentaba aprender a surfear. O “Ghost”, esa donde se embadurnaba con arcilla mientras chapaba con un pelicorta Demi Moore. Y la no tan popular, pero que lo lanzó a la fama “The Outsiders”, dirigida por Francis Ford Coppola. O la no tan buena, pero divertida “To Wong Foo Thanks for Everything, Julie Newmar”, en donde hacía de travesti de 1.80 metros junto a un musculoso y también travestido Wesley Snipes.
Fue músico, bailarín, actor y fachero. Y en sus últimos días nunca dejó de laburar. Su último trabajo, “The Beast” se pudo ver hasta el mes pasado por A&E.
Pero yo siempre lo inmortalizaré como Johnny Castle, el bailarín rebelde que levantaba a Jennifer Grey en el aire mientras bailaban en ese hotel.
Nadie discute que tuviste “the time of your life”. Desde acá te saludo. Chau Patrick! Fue un gusto.
Neil Jordan se hizo famoso por “El Juego de las Lágrimas”, esa película sobre un hombre que se enamora de una “mujer”, que más tarde resulta ser un hombre, y por la que ganó un Oscar al mejor Guión en 1993. Bueno, muchos años después, Jordan escribió y dirigió otro filme espectacular que abunda también sobre la transexualidad y la política, pero que pasó inadvertido en la escena local y que es mucho mejor que el otro. Fue “Desayuno en Plutón” (Breakfast on Pluto), para el que convocó a ese irlandés desconocido de ojos azules, llamado Cillian Murphy, y a ese otro irlandés conocido de frente amplia, llamado Liam Neeson.
Desayuno en Plutón es una película mágica, en la que un joven que comienza a descubrirse a sí mismo, emprende un viaje desde su pueblo natal hacia Dublín para encontrar a su madre. En el marco de los años '70, en una Irlanda convulsionada por el IRA, la inocente visión del mundo y la imaginación de Patrick 'Kitten' Braden se mezclan con la cruda realidad que lo circunda, creando un recorrido fantástico y a la vez triste, pero que en el fondo te dejará deslumbrado. Porque el chico se la banca y le pone una sonrisa a la vida, a pesar de que está solo y no todo le sale bien.
Te recomiendo que la veas. La supieron dar por el cable, pero no está en la agenda. Buscala en el video y ojalá la encuentres, porque vale la pena.
Nunca vi gente meterse tanta pala en la nariz y quedar sobria como para sostener conversaciones filosóficas sobre lo puta que es la vida como en “London”, una película que pasa desapercibida, pero con la que me enganché una noche asombrada por los raros efectos que tiene la cocaína en algunos individuos. La protagonizan Chris Evans (uno de los Cuatro Fantásticos), Jessica Biel (la rubia que sobrevive a la Masacre de Texas) y Jason Statham (el pelado que le enseñó a manejar a Schumacher después de hacer El Transportador 1, 2 y 3).
Y coca va, licor viene, dos tipos se encierran en el baño de una casa, donde se hace la despedida de la ex novia de uno de ellos, conversando sobre amores y bueyes perdidos, y aspirando merca sobre un cuadro de Van Gogh. Claro, son gente con guita, pero también tienen problemas. Cómo culparlos.
Minas buenas, tipos facheros, charlas interesantes, algunos flashbacks y mucha droga. Ahora, confieso que no sé mucho de estupefacientes, pero yo me pasé la película entera esperando que alguno se pase con tanto polvo.
Esta es la mejor película que actuó y dirigió Mel Gibson: “Corazón Valiente” (Braveheart). Ya han pasado más de 10 años desde que la vi en el cine y hoy todavía se me estruja el corazón cuando William Wallace se para delante de los escoceses en un campo de guerra lleno de ingleses y les dice: “Todos los hombres mueren. Solo unos pocos viven realmente”.
Cuentan que para dirigir este filme, Mel Gibson tuvo que acceder a protagonizarlo también, aunque el hombre pensaba que estaba muy viejo para el papel. Sin embargo no creo que ningún otro hubiera podido trasmitir con la misma pasión esa convicción frente a la libertad, esa desazón frente a la traición y esa calma frente a la muerte.
A Wallace lo mataron, obviamente, después de casi tres horas de película. A esa parte ya no la veo más, porque es despiadada, pero la recuerdo vívidamente. Lo cuelgan, lo torturan, lo descuartizan y antes de morir, agarrando fuerte el pañuelo que había sido de su esposa, el grita “Libertad!”, en vez de “Piedad!”, porque para eso había vivido y luchado. Y si ahí no soltás una lágrima es que sos de piedra.
La están pasando por el cable, más precisamente por The Film Zone, durante septiembre y octubre. Para ver con Carilinas.
Empecemos siendo francos. Yo de fútbol entiendo poco. Sin embargo, conozco el reglamento. No soy de esas minas que no saben lo que es un offside o un saque lateral o un volante o que el torneo “Clausura” se juega a principios de año y no al final como semánticamente correspondería. No soy hincha de ningún equipo local y jamás entendí esa “pasión” de algunos que se largan a llorar cuando su equipo desciende o pierde frente al rival. Me gusta ver los partidos de la selección. Los muchachos siempre visten shorts aunque haga frío, algunos están buenos, otros inspiran cariño y una al final se engancha, que quieren que les diga.
Ahora bien, critiquen lo que quieran a los monopolios y no sé qué, pero ¿¿pasar fútbol por todos los canales casi todos los días?? Dejate de joder…
Una prende y ahí están, cual evento del año, los 22 tipos de la camiseta con el relator de turno. Y no para ahí, después hay que bancarse los programas de comentarios, que analizan el deporte cual política de Estado y que duran horas. Imaginate si estos pibes pusieran el mismo empeño en hacer otras cosas. En fin, yo no soy fanática de las novelas, pero suponete que prendés la televisión y toda la semana solamente tenés novelas, y mirá que hay stock, colombianas, venezolanas, brasileñas, mexicanas… Agarrás el aparato y lo tiras por la ventana como hizo “Pink” en “The Wall” antes de depilarse la cejas.
Ahora me voy a ver el partido contra Paraguay. Espero que nos vaya mejor, aunque como dijo un amigo, no se preocupen que quedan 5 años para el Mundial del 2014. Solo hay que tener paciencia.
El otro día tuve la suerte (¿?) de engancharme con la remake moderna de “La Masacre de Texas” (The Texas Chainsaw Massacre), una de esas de terror sangriento a las que ya no estábamos acostumbrados desde que Jason y Freddy se convirtieron en caricaturas y le dieron paso a los thrillers psicológicos del estilo de “Sexto Sentido”. En esta versión del filme, que supuestamente está basado en una historia real, un grupo de amigos (obviamente todos yankis, ellos facheros y con onda, ellas lindas y con buenos cuerpos) vienen viajando desde México en una traffic y de repente se cruzan con una mina que andaba como perdida en el camino. La suben al vehículo y la chica no tiene otra idea más glamorosa que volarse la cabeza y desparramar los sesos en el auto, con todos los viajeros mirando. Qué cosa espantosa…
Desde allí, se comienzan a suceder los hechos cruentos, que tienen un promedio de aparición cada 5 minutos y que son producidos por una suerte de monstruo (aka persona deforme denominada "Hombre de Piel") que parece que come carne humana, o algo por el estilo, y que se provee de la mercancía utilizando martillos, ganchos de carnicero y una motosierra ruidosa y efectiva.
Pero lo más interesante de esta película, además de ver sangre y muertes dolorosas, son los clichés que se siguen perpetuando a pesar del paso de los años y que han probado ser muy efectivos en ésta y en otras cientos de películas del género. Va la lista:
1. No importa cuán rápido pueda correr la víctima, el monstruo siempre lo hará más velozmente, aunque vaya caminando.
2. En vez de apurarse y salvarse, la víctima invariablemente buscará esconderse en lugares cerrados, de fácil ingreso y dificilísimo egreso.
3. No sé si serán los nervios o qué, pero siempre, siempre, cuando el asesino esté cerca, la víctima se caerá al piso.
4. La rubia, linda y con buen lomo, indefectiblemente será la que sobreviva al final. Es más, las probabilidades de morir en una de estas películas son directamente proporcionales a la fealdad o impopularidad de los personajes.
5. No importa cuán viejo o nuevo sea el auto con el que traten de escapar, nunca arrancará cuando es necesario.
6. Si alguien sospechoso te ofrece algo para tomar, no lo aceptes, porque seguro que tiene algún tranquilizante adentro.
7. Y a la pregunta “¿Johnny, eres tú?”, (generalmente pronunciada cuando se acerca un cuerpo irreconocible hacia la víctima), la respuesta es “No, no es Johnny. Es el monstruo”.
Lo más gracioso de este filme, es que tuvo una secuela: "La Masacre de Texas-El principio". Jejejeje. Casi como Batman.
Acá va el video de una de las muertes, pero no se lo aconsejo a personas impresionables.
Ciudad de Dios. Esta película me dio escalofríos. La vi solamente una vez y no volveré a verla nunca más, porque no la podría soportar. Acá no caben calificativos, no es necesario que te guste para reconocer que es un excelente filme, pero tampoco es de esos que uno vería muchas veces.
Ciudad de Dios toma su nombre de una favela de Río de Janeiro y describe la vida de los chicos que allí crecen y lo que hacen para sobrevivir. Uno de ellos (Buscapé) se salva, porque logra entrar en el sistema, encontrarse un laburo y mantenerse alejado de la violencia. El otro (Zé Pequeno) descubre, por el contrario, que la violencia es lo que lo salvará. Tiene unos diez años, considera el tráfico de drogas como negocio, se carga un chumbo y no lo suelta más. Y pobres de aquellos que se crucen por su camino.
Cuenta la leyenda que Fernando Meirelles, quien dirigió esta película junto a Kátia Lund, directamente se metió en la favela, reclutó a la mayoría de los actores en el barrio y una vez habiendo terminado su trabajo, dijo que de haber sabido lo peligros que corría en ese lugar, jamás hubiera filmado allí. Pero por suerte lo hizo. Mientras veía Ciudad de Dios no pude dejar de recordar la historia del libro “Mi planta de Naranja Lima” (escrita por el también brasileño José Mauro de Vasconcelos) y que cuenta la vida Zezé, ese otro pequeño de Río de Janeiro que aprende de chico lo que es dolor, la pobreza, la exclusión, la violencia y la pérdida de la infancia. E infaliblemente me vuelve a surgir la pregunta: ¿Quién garantiza los derechos de esos niños? Porque a diferencia de otros filmes de Hollywood, acá uno sabe que la realidad supera a la ficción.
Si no la viste, te presento a Ze Pequeno (ese de la foto de la la derecha), que podría tranquilamente encabezar una lista de los villanos más célebres del cine, con la única diferencia de que uno sabe que a este pibe se lo puede encontrar a la vuelta de la esquina.
El cine ha dado la primera prueba científica de que Dios sí existe: mandó a La Muerte disfrazada de Brad Pitt para buscar personas agonizantes. Sí, sí. Se trata de “Conoces a Joe Black” (Meet Joe Black) un larguísimo y aburridísimo acto continúo de un Brad Pitt medio robotesco que hace de La Parca vestida con traje de diseñador.
Lo acompaña Anthony Hopkins y una mina que no sé ni cómo se llama, pero que chorrea baba desde que la película empieza hasta que termina.
Si no lo viste, el filme cuenta la historia de La Muerte (humanizada en Pitt), que curiosa por los goces terrenales, viene a buscar a un hombre muy exitoso (Hopkins) para que le enseñe -antes de partir- las cosas buenas de la vida. El inconveniente surge cuando en el ínterin, se enamora de la hija de este personaje y también se la quiere llevar. Y ahí es donde una piensa: “Qué bueno sería estar moribunda”.
Un detalle: En una de las partes románticas entre La Muerte y la chica, él le dice a ella: “Me encanta como hueles”, y ella muy cachondamente le responde: “A mí también me gusta tu olor”. Vamos! Es la muerte, no creo que nada relacionado con la muerte pueda oler bien. ¿De todas las líneas de levante que existen, justo eligieron ésta para la película? ¡Dejate de joder!
Larga, aburrida y ansiolítica como “El Curioso Caso de Benjamín Button”, esta estafa provocó que una amiga se durmiera mientras la veíamos en el cine. Pero si querés pasar la prueba, tomate un Red Bull antes de que empiece. Recordá que ¡Red Bull te da alas!
Si no te bancas el desafío, acá va la mejor parte de la película.
Estoy segura que viste Terminator 2. Esa con la música de los Guns, los brazos musculosos de Sarah Connor, el T1000 de metal líquido y la presencia estelar del Gobernador de California.
No te la voy a contar, porque a esta altura supongo que sos igual de fanático que yo del robot que viene del futuro para salvar a John Connor. Entonces, vamos a pasar directamente a las cosas que no tienen sentido.
1. El primer Terminator viene en 1984, año en que Sarah Connor queda embarazada del líder de la resistencia. El segundo Terminator se filma en 1991, pero como si fuera el año 1995, por lo que John tendría que tener unos 11 años, pero en esta película tiene como 15.
2. Cuando el T-1000, el robot líquido, se hace pasar por la madre adoptiva de John, está cocinando!!! Sí! estaba cortando cebollas cuando Chorseneguer y el pendejo llaman por teléfono a la casa. Cocinando!!! Dejate de joder... una máquina de matar... podrían haber hecho que estuviera sentado o pidiendo comida por delivery... pero mirá si un robot que tiene el objetivo de matar y nada más, se va a poner a cocinar.... es inadmisible...
3. En la misma escena, Chorseneguer le pregunta a John: “¿Cómo se llama tu perro?”. John le dice “Max”. Y Chorseneguer le pregunta a la madre: “Por qué esta ladrando Wolfie? Está todo bien?”. La pregunta es: ¿¿¿cómo sabe el robot nombres de perro??? Chorseneguer dice 700 palabras en toda la película, pero SABÍA nombres de perro. mmmmmm.
4. Otro gran interrogante es cómo el robot líquido de mercurio consigue materializarse en Sarah Connor si algunos minutos antes de esa escena queda muy bien explicado (por el mismo Chorseneguer) que quién es materializado por el líquido de mercurio es “ELIMINADO”. Pero Sarah Connor no es eliminada, solamente se lastima el hombro. La hubieran matado. De todas maneras, en la tercera parte Linda Hamilton no firmó contrato y supuestamente ya estaba muerta.
5. Finalmente, creo que sobre todas las cosas, hay un planteo estratégico de las máquinas del futuro que es muy malo, pero muy malo, básicamente porque cometen errores que son imperdonables, esos típicos errores que cometen los malos en las películas, como aquellos que atrapan a los buenos mientras le cuentan su “plan perfecto” cuando antes habían matado a sangre fría a gente inocente que nada tenía que ver con el asunto. Y cuando lo tienen atado y amordazado, en vez de matarlo de un buen tiro en la cabeza, noooo, le cuentan el plan y esperan que muera como producto de la naturaleza... pero en este caso es peor, por qué? porque son máquinaaaaas... en fin.
Cuando mandás un Terminator al pasado (hablando desde el futuro y haciendo de cuenta que somos las máquinas que estamos planeando esto) y ves que un humanoide pedorro te lo elimina y también ves que ese humanoide engendra a tu futuro enemigo, ¿no sería mas conveniente enviar directamente al T1000, pero en vez de enviarlo a un pasado más cercano, mandarlo más hacia atrás, o sea cuando Sarah Connor era niña, o mejor aun, matar a los padres de Sarah Connor allá por los años 50 cuando no existía la inseguridad ni los medios de comunicación que puedan alertarlos? O directamente mandá a matar a la madre de Katherine Brewster (mujer traída de los pelos en T3), si al final parece ser que John nada hace en el futuro.
En fin, hablando de Chorse: le pagaron más de 21.000 dólares por palabra. Fijate en las sumas que le depositaron por cada frase célebre: “Hasta la vista, baby” ($85,716), “I need your clothes, your boots, and your motorcycle” ($192,861), y la inigualable “Come with me if you want to live” ($171,432). Envidiable, con esas tres frases te compras tres departamentos y vivís de rentas.
Que se entienda, amo esta película, la sigo viendo a pesar de los años que han pasado, pero tenía que decirlo. Agradezco la colaboración de mis hermanos para escribir esto, ya que han sido tan críticos de esta saga como yo.
Si vos de esos tipos que no levantan ni sospechas cuando van al boliche, que le tiran a todas pero ninguna le da pelota, que agarra lo que le rebota a los amigos lindos, que llama al número que le dio la chica y atiende siempre el contestador, o peor, atiende el almacenero de barrio Jardín; entonces esta película es para vos. Se trata de “Hitch: Especialista en seducción”. El filme no es tampoco tan trascendental, pero trabaja sobre todos los errores que cometen los hombres a la hora de tratar de seducir a una mujer.
