21 de marzo de 2010

Elemental verla

Un compañero de trabajo me confesó una vez que no sabía quién era Sherlock Holmes. Yo al principio me reí, pensando que me estaba cargando, pero no, era verdad. El pibe nunca había oído hablar del -al menos para mí- mejor detective de la historia. Tengo un montón de sus libros y también juegos para la compu. Prometí prestarle algunos, cosa que nunca hice porque no siempre cumplo mis promesas, pero me esmeré en generarle suficiente interés como para que buscara una enciclopedia y se instruyera sobre el tema.

Más tarde, cuando oí que llegaba la película hice una mueca de sospecha. Con toda la fe que le tengo a Guy Ritchie temí que hiciera de mi detective favorito un fiasco. Y con todo el respeto que le tengo a Robert Downey Jr. temí, además, que un norteamericano pudiera protagonizar al gran personaje que hizo del arte de la observación y el razonamiento deductivo nuestro bochorno, (porque nunca jamás podremos pensar como él).

Pero no, director y actores lograron manejar bien el asunto. La película posee el ritmo propio de Ritchie: escenas violentas y divertidas, velocidad en las tomas; pero logra una atmósfera épica y no traiciona el humor de Holmes, su relación con Jude “Watson” Law (a pesar de que jamás le dice “querido”) y la trama propia de los libros, que siempre dejan para el final las elucubraciones del investigador y la resolución del misterio, para que vos sigas frustrándote, porque, quieras o no, solo él puede descubrir qué ocurre.

Y encima te la dejan picando para una segunda parte, que se estrenaría el año próximo. Bien ahí.

Sale pronto en DVD.

Le doy 4 TATIS.

Cheque en blanco para Alfie

Alfie es un mujeriego y un manipulador. Y no tiene pudor en confesarlo. Te mira directo a los ojos y te lo dice: “Cuando conozcas a una mujer hermosa, recuerda que en algún lugar hay un hombre cansado de cogérsela”. Y el no va a desaprovechar esa oportunidad. Alfie va a seducir féminas de estirpes varias, va a gorrearlas, engañarlas, echarlas y traicionarlas, todo en pos de un bien común único: el suyo.

Pero Alfie debe saber que la lección a aprender es dura. Hollywood nunca va a dejar que los solteros empedernidos anden dando vueltas por ahí sin ser reprendidos. Entonces Alfie va a comprender, tarde pero seguro, que todo el mal que hacemos queda en algún lugar y que siempre deberás pagar por tus errores.

Claro que Alfie es Jude Law, así que todo comportamiento misógino que nuestro personaje pueda desplegar se termina diluyendo ante la belleza del hombre. Y a nosotras ya nos importa un pito que Alfie se tire a la mujer de su amigo, mienta sin escrúpulos, patee a Sienna Miller porque es “imperfecta” y haga otras barbaridades. Vos en lo único que pensás en es entregarle la chequera en blanco y en comprarle la misma ropa a tu novio para ver si al menos se ve algo parecido.

Alfie. Alfie. El hombre no puede vivir solo. Ya lo dijo el ex hard-hair-rock-metal Bon Jovi: “No man is an island”, y no importa si Mick Jagger cree que los “viejos hábitos tardan en morir”, tenés que sentar cabeza y comprometerte.

Lo más gracioso de esta película es que, después de filmarla, Jude Law y Sienna Miller se pusieron de novios, el le metió los cuernos con la niñera, ella lo dejó, y el tuvo que pedir disculpas públicas. Ya lo dije antes, la realidad siempre supera a la ficción.

Buscala en el cable, seguro que la están dando.

Le doy 3 TATIS.

19 de marzo de 2010

Jack Nicholson vs. Omar Carrasco

Jack Nicholson comentó una vez que su personaje en “Los Infiltrados” fue la persona más mala que le tocó interpretar en su vida. Sin embargo, debo disentir con él, porque creo que el Coronel Nathan Jessep en “Cuestión de Honor” es uno de los individuos más asquerosos que hizo. Y qué bien que lo hizo. “Usted no puede manejar la verdad!” le grita el viejo militar a un todavía joven narigón Tom Cruise, y a vos se te atraganta el chicle.

La frase, que fue parodiada, entre otros, por Los Simpsons, Seinfeld, Malcom y 30 Rock, ocupa el puesto nº 29 entre las mejores líneas del cine propuestas por el American Film Institut. Ese monólogo en la Corte fue filmado varias veces por el director Rob Reiner, para captar la cara de asombro de los otros actores cuando Jack vocifera esa y otras expresiones que quedaron en la historia como: “Me quieres en esa pared, me necesitas en esa pared!”, "Cristalino", y “Demonios, sí lo hice!” confesando casi sin querer queriendo que ordenó el “Código Rojo” para que dos soldados a su cargo le dieran una reprimenda a otro que había pasado por alto la cadena de mando, y, ups!, lo terminan matando.

La película, que está basada en una historia real, precedió casualmente a un caso similar que ocurrió dos años después, en 1994, en Argentina, el de Omar Carrasco, ese conscripto de 18 años que murió asesinado a golpes luego del aparente abandono de su puesto de guardia en el Grupo de Artillería 161 de Zapala, Neuquén, y que derivó en la eliminación del Servicio Militar Obligatorio. Ya sabemos que la realidad siempre supera a la ficción.

Se trata de una buena película para volver a ver, que revela los mecanismos internos del Ejército en materia de obediencia, algo que toca muy profundamente la fibra de nuestro ser nacional. Y, en especial, por las actuaciones de un repulsivo Jack Nicholson, un arisco Kiefer Sutherland, un apático Kevin Bacon, un bancable Tom Cruise y una pasable Demi Moore.

La pasan por Studio Universal, I-SAT y AXN en abril.

Le doy 4 TATIS.


Una joyita: Hay gente que afortunadamente tiene mucho tiempo en su haber y se dedicó a contar la cantidad de veces que utilizaron la palabra “Señor”: fueron 164 veces, un promedio de una cada 50 segundos de cinta.

Acá, la mejor escena.

16 de marzo de 2010

Hermanos, en lo bueno y en lo malo

Un amigo mío tiene nueve hermanos. Cuando nos conocimos y me tiró el número de progenie que engendraron sus padres quedé anonadada. Habiendo querido ser hija única durante toda mi adolescencia, le pregunté como hacía para aguantarlos a todos o, cosas simples, como acordarse de los nombres. El me contestó: “No puedo imaginarme la vida sin ninguno de ellos”. Me llevó mucho tiempo entender el concepto. Los hermanos suelen ser quienes nos quitan la atención de nuestros padres, nos pegan cuando son más grandes, no nos prestan la ropa y nos dicen las verdades más punzantes sobre nuestra existencia. Pero en definitiva, son los seres contemporáneos que nos acompañarán durante toda la vida. Y mi amigo tenía razón, yo tampoco puedo imaginarme la vida sin alguno de los míos.

En la historia de la TV se me vienen a la cabeza varios novelones donde los hermanos fueron protagonistas. El más triste que recuerdo, aún más que “La Familia Ingalls”, fue “Party of five”, donde cinco hijos de distintas edades quedan huérfanos por culpa de un conductor ebrio y sufren todas las miserias habidas y por haber, desde problemas de finanzas, pasando por enfermedades terminales, adicciones, romances truncos, etc. Sí, sí, fue una de las series yankis más deprimentes de la historia pero lanzó a la fama a Neve Campbell, Matthew Fox y Jennifer Love Hewitt.

Bueno, el miércoles 17 arranca la cuarta temporada de “Brother and Sisters”, esa tira televisiva que resucitó a Rob Lowe de las cenizas del destierro cinematográfico, mismo lugar de donde sacaron a otros como Charlie Sheen, Kiefer Sutherland y Patrick Dempsey. “Hermanos y Hermanas” no cala tan profundo como “Party of Five”, pero tampoco deja de lado las clásicas dificultades de trama que caracterizan a estas series que se extienden en el tiempo: homosexualidad y adopción, diferencias políticas, enfermedades terminales, esterilidad, adicciones, mentiras sobre paternidad, infidelidad, sexo casual, etc. Mientras más hermanos haya, más quilombos juntan.

Esta vuelta tratará el cáncer de Calista Flockhart, la postulación a gobernador de Rob Lowe, el romance extranjero de la maravillosa Rachel Griffiths, el casamiento del más chico, y otras “cosas comunes” que hacen a la vida de familia. Todo amalgamado con la presencia de Sally Field, que como madre, es más rompe huevos que en “Magnolias de Acero”, aunque por ello ya le dieron un SAG y un EMMY.

Va los miércoles a las 21 por Universal Channel.

Yo le doy 2 y 1/2 TATIS.

14 de marzo de 2010

No te mueras sin decirme adónde vas

Mucho se ha hablado sobre qué ocurre cuando morimos. Los que han pasado por la experiencia y han vuelto, dieron testimonio sobre túneles blancos, luces brillantes, sensaciones de paz y amor, y familiares o mascotas fallecidos que nos esperan cuando estiramos la pata. Para los religiosos, las posibilidades de la trascendencia espiritual y de la vida eterna calman, sin dudas, la angustia de saber que algún día nos vamos de este mundo. Otros, más terrenales, tratamos de comprender lo breve de la existencia y vamos asegurándonos una parcela en algún cementerio. "Polvo eres y en polvo te convertirás", dice la Biblia. Nada más certero que ello.

El tema tampoco escapa al cine y a la TV. Todos vimos a Patrick Swayze rechazando ir hacia la luz para salvar a su novia pelicorta Demi Moore en ‘Ghost’; o al gran Michael Landon llevándose gente al Más Allá en ‘Camino al Cielo’. Pero acá están los actores que desafiaron a Víctor Sueiro sobre su comentada ‘buena’ experiencia en el pasaje de la vida a la muerte: Kiefer Sutherland, Julia Roberts, Kevin Bacon y William Baldwin, en “Flatliners”. Cuatro estudiantes de Medicina que le hacen frente a la Parca, matándose con drogas y después resucitándose con aparatología.

Comenzaban los 90. Julia estaba ruluda, colorada, tenía dos cejas de más y venía de hacer ‘Mujer Bonita’. Kiefer era el chico malo de Hollywood. Kevin era la promesa de mejor actor secundario en la industria. Y el hermano de Alec era un bombón que se dedicó a elegir deplorablemente sus películas por venir: “A ver… ‘Máxima velocidad’ o ‘Atracción explosiva’. Y… vamos con ‘Atracción explosiva’ que seguro va a ser un éxito”.

Y la cosa es que en Flatliners no hay luces brillantes, ni paz ni amor, lo único que espera a estos chicos cuando están muertos es lo malo que hicieron durante la vida. Y luego lo malo se empieza a hacer físico y los persigue de día y de noche. Terror light, un poco de sci-fi y protagonismo de quienes serían varios de los grandes interpretes de la década.

La están pasando por ANIMAX.

RANKING: 3 TATIS - VISIBLE

11 de marzo de 2010

La pelota no se mancha

Cuando pones un pie en cualquier lugar del mundo y decís que sos argentino, la primera palabra que te devuelven no es “Hola”, es “Maradona”. El país y el ídolo van de la mano, como una marca registrada. Y no una marca cualquiera. Polémico y controvertido, el Diego puede tener la cara del "Che" tatuada en un hombro, fumar habanos con Fidel, votarlo a Menem, putearlo a Bush, amar incondicionalmente a sus dos hijas, desconocer categóricamente a sus otros retoños, usar dos relojes y aros de diamantes, cantar en un escenario, conducir una Ferrari y un programa de televisión, jugar en la selección nacional, dirigir a la selección nacional, inspirar una innumerable cantidad de canciones, aspirar una innumerable cantidad de droga y salvarse como pocos. No hay dudas de que si Dios realmente existe, está de su lado.

Como será de grande la huella que ha dejado este prócer del fútbol nacional que Emir Kusturica se dio el gusto de seguirlo un buen tiempo, hacer jueguitos con él y filmar un documental en el que trata de comprender a un fenómeno que le es totalmente extraño, pero al que nosotros estamos acostumbrados desde que somos pequeños. Porque los de mi generación nacimos con Maradona, como los chicos de ahora nacen con la computadora. Nada de lo que “Maradona by Kusturica” nos muestra, nos es ajeno.

Sin embargo, el documental no deja de ser un recorrido interesante y a la vez surrealista sobre la vida del ídolo, en el que el director serbio logra darle sentido a expresiones tan inverosímiles como la Iglesia Maradoniana, el tango, la cancha de Boca, la villa Fiorito y el cabarute Cocodrilo. Además, muestra un Diego relajado, honesto, que no teme hablar de sus miserias ni de sus virtudes. Porque de ambas ha tenido mucho.

A veces pienso que ocurrirá el día en el que se muera, no porque se lo desee, sino porque me da miedo pensarlo. Cuesta imaginar un día tan triste. Cuesta imaginar semejante luto. Pero hay algo de lo que estoy segura: Dios ya le tiene reservado al Diego un sillón en el living del cielo. Y, sin importar lo que pase en Sudáfrica, todo lo que haga Maradona desde julio en adelante, será gratis.

Por I-Sat , el jueves 11 de marzo, a las 22:00 hs., o el domingo 21 de marzo, también a las 22:00 hs.

Padre nuestro que estás en la TV

Mirá, a esta altura de la vida no me voy a hacer la cheta. Debo confesar que he visto novelas y debo declarar que con varias me he enganchado hasta el final. Una de ellas fue “Padre Coraje”, esa super producción de Pol-ka en la que Adrián Suar hizo uso y abuso de uno de los ganchos más efectivos que existen para atrapar al espectador: la tensión sexual entre los protagonistas. Sí sí. O al menos sirve para mí.

Facundo Arana y Nancy Duplaa demoraron 112 capítulos para terminar en la cama. Pero todas las noches, las boludas nos sentábamos al frente de la TV con la cena en una bandeja para ver como Padre Coraje, una suerte de bandido-a-lo-Robin-Hood que se hacía pasar por sacerdote-a-lo-Pájaro-canta-hasta-morir, trataba de conquistar a Clara, quien a su vez estaba comprometida con otro hombre, pero también estaba loca por el cura y por el forajido, al que nunca se le veía la cara porque andaba disfrazado con una túnica de monje. Una cosa de locos…

Dicho así tan fríamente, parece un chiste. Pero como Luisa Lane nunca vio a Clark Kent en Superman, Nancy Duplaa jamás supo que Coraje era el sacerdote. Hasta que un buen día se echaron un sensacional polvo, aunque no recuerdo bien si era con Coraje o con el cura o con ambos. En fin. Idas, vueltas, repeticiones hasta el cansancio, personajes secundarios, ambientación en la Argentina de década de los 50, uno de los personajes más malos de las series modernas: el intendente Costa interpretado por Raúl Rizzo; y una frase que quedará por siempre en la historia de las novelas locales: “No, padre, no, por favor, no!”. Es lo único que supo decir la Duplaa en todo el programa.

Si te la perdiste en 2004, si te gusta Facundo Arana, si extrañas a Nancy, o si no tenés absolutamente nada mejor que hacer a las 16 horas de lunes a viernes, la encontrás por Canal Volver.

Y si sos un/a cachondo/a y querés recordar buenos momentos te dejo el video de la escena hot.

9 de marzo de 2010

A comerlaaa!

Y sí, vi los Oscars de nuevo. Todos los años hago lo mismo. Qué alegría, qué alegría cuando Campanella subió a recibir el premio. De atrás venían corriendo los otros, entre ellos Francella. Los habían sentado en el fondo del teatro y creo que jamás los mostraron durante toda la ceremonia. Les dieron 2 minutos para agradecer, pero entre el inglés apretado del director y la voz del traductor encima, no se entendió un pito lo que dijo. Una lástima. Solo resonó hacia el final, en castellano y ya con la música encima, un apurado saludo a los hermanos chilenos. Francella no tuvo ni tiempo de sonreír, pero pensándolo mejor, tampoco hubiera quedado muy fino que grite “A comerlaaa” ante una multitud de celebridades entre las que se encontraban Meryl Streep y Christopher Plummer. Me hubiera dado vergüencita.

Te diré que durante las 4 horas que duró el evento, que sigue siendo aburridísimo a pesar de lo acertado de poner a Steve Martin y a Alec Baldwin como anfitriones de la gala, hice varios recreos para ir al baño, comer, o jugar a Farmville. Sin embargo, dejé prendidos todos los televisores en el mismo canal, para pispear cuando llegaran los momentos clave. Por ejemplo: primer plano de George Clooney sonriendo; primer plano del vestido de Cameron Diaz; primer plano de Keanu Reeves presentando una película, primer plano del vestido de Sarah Jessica Parker, primer plano de actriz de turno pidiéndole disculpas a Meryl Streep por ganarle el premio a mejor actriz, etc. “¿¿Y Brad?? ¿¿No fue?” Se escuchó por ahí. No, no fue. Capaz anda dando vueltas por Haití con Angelina, tratando de hacer de este mundo un mejor lugar para vivir. Qué te puedo decir, yo lo perdono.

Hoy escuché por radio a un colega cabalista tirando predicciones a lo Nostradamus. Dijo que en 1986 “La Historia Oficial” ganó el Oscar a la mejor película extranjera y que ese mismo año ganamos el Mundial de Fútbol en México. Vos sacá tus propias conclusiones. Si se cumple la profecía, le voy a pedir a este hombre que me tire las cartas.

PD. George Clooney está cada día más bello.

PD2. Morgan Freeman ya fue presidente de los EE.UU., Dios, y Nelson Mandela. Ahora hay que ir buscando a alguien que haga de Morgan Freeman en una película.

PD3. Aguante Sandra Bullock. Nadie le daba 2 mangos, incluida yo.

PD4. Penélope blanqueó su relación con Bardem tomándolo de la mano cuando se le acercaban las cámaras. eh-eh?

PD5. Un grande Ben Stiller maquillado de Avatar. Igual no la voy a ir a ver.

PD6. Muy bueno el homenaje a los póstumos, en especial porque lo pusieron a Patrick Swayze primero.

PD7. Qué buen trasero que tiene J-Lo.

6 de marzo de 2010

Un final perfecto

Mirá. Voy a quemar el final de esta película “Una tormenta Perfecta”. Así que si querés seguir leyendo será bajo tu propia responsabilidad. ¿Por qué?, te preguntarás vos. Porque este filme, protagonizado por el facherísimo George Clooney, el fachero Mark Wahlberg y la linda Diane Lane, lo único bueno que tiene es el desenlace.

Aburre desde el minuto uno, aburre durante la introducción y aburre durante el nudo. Ni siquiera la presencia de los actores te deja sobrellevar semejante sopor. Y uno aguanta, porque te dicen que los efectos especiales son de la puta madre. Entonces contás los minutos que estás perdiendo de tu vida hasta que por fin llega la famosa “tormenta perfecta”, que sí, está bien hecha, pero que lo mejor que tiene es que se los lleva a todos y con barco al fondo del mar. Sí sí, los tipos se ahogan. Y eso que son facheros. Entonces cuando termina, vos exclamas: Por fin, justicia en este mundo. Porque si encima hubieran sobrevivido a semejante desastre natural y cinematográfico, ya hubiera sido el colmo.

Si tenés tiempo que perder, la pasan por TNT el próximo sábado 17 de abril, a las 17:00 hs.

Gloria y dolor

“No escucho tan bien como antes, ni soy tan lindo como era, pero todavía estoy aquí”. La frase no es propiedad de Ludwig Van Beethoven, sino de Randy 'The Ram' Robinson, el personaje principal de "El Luchador", la película que lo vio renacer el año pasado a Mickey (alias me comí a Kim Basinger en 9 semanas y media) Rourke. Y qué lindo que así sea.

La vi por primera hace meses, aunque me dio cosita alquilarla porque no quería ver hombres en malla, saltando unos sobre otros y tirándose sillas, pero hice el esfuerzo. Y no me arrepentí. Ayer la volví a agarrar por el cable y confirmé que "El Luchador" es una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo. Un soliloquio de un Mickey Rourke descollante, que te rompe el corazón. Porque sí, la vida se te pasa, y cuando fuiste un campeón de lucha libre, con la gloria a tus pies, y ahora tenés más años, y necesitas drogas para calmar tus dolores, y usas un audífono y anteojos, y vivís en un trailer, y tu hija no te quiere ni ver, y la única mina que te da bola es una puta, y encima te da un infarto, entonces estás fregado.

Pero entonces, The Ram se busca un laburo honesto. Y vos te pasas todo el tiempo esperando verlo volver a luchar y verlo morir, porque sabés que él no va dejar las pistas. Porque él te lo dice, el único lugar donde le hacen daño es afuera del ring.

Rourke, que estremece por el grado de desfiguración facial y caricaturismo, se merecía el Oscar 2009. Pero se lo dieron (de nuevo) a Sean Penn. Qué querés que te diga, fue una injusticia.

Prepara los pañuelos descartables, porque, como dice una amiga, a ésta la auspicia Carilina, no es apta para cardíacos y menos para personas que están pasando por un mal momento en sus vidas.

Por I-SAT, el próximo domingo 14 de marzo, a las 22:00 hs.

4 de marzo de 2010

¿¿A comerlaaa??

Ya llega el día de la fiesta más aburrida del cine: los premios Oscar. Todos los años prometo no quedarme despierta nunca más durante esas cuatro interminables horas, pero siempre incumplo mi palabra. Es como cuando jurás que no volvés a viajar a Brasil en bondi, pero al año siguiente el mar te llama y allá vas billete en mano a comprar el pasaje en Pluma Bus. En fin, el domingo próximo me sentaré una vez más a atontarme con la gala de personajes hollywoodenses que hacen ayuno de días para entrar en un vestido o en un smoking.

Ver los Oscar sin presencia argentina es como ver los partidos del Mundial cuando la selección es eliminada en primera ronda, o como ver un Roland Garros sin tenistas nativos: soporífero. Este año, por suerte, tendremos presencia nacional con el reparto de “El Secreto de sus ojos” y miles de fans esperarán con ansias que Guillermo Francella suba al escenario y grite “A comerlaaa”, eso sí, si nuestra película gana. Y ojalá que si eso ocurre, los traductores de turno se queden callados un rato y no arruinen la transmisión expresando frases incompletas, sugiriendo giladas que no tienen nada que ver con lo que dicen los ganadores o arruinando los chistes tratando de explicarlos. De terror. Debería haber una opción en la tele que los elimine del sonido.

Bueno, si querés ver chicos lindos allí estarán: George Clooney, Sean Penn, Matt Damon, Woody Harrelson, Colin Firth. Capaz Brad Pitt. Al menos espero que lo hayan invitado. De las minas no tengo idea, solo me interesan los vestidos. De las películas nominadas, menos. Solo vi “Bastardos sin gloria” y para mirar “Avatar” van a tener que atarme a la silla como a Alex en “La Naranja Mecánica”. Del resto, ni noticias. Siempre llegan después dependiendo de cuantas estatuillas consigan. Sí sí. Argentina está en el culo del mundo y yo hace meses que no voy al cine. No te voy a mentir.

Y como para terminar, hagamos un repaso de los actores locales que se han merecido escuchar “And the Oscar goes to…” pero por esas injusticias de la vida nunca pudieron:

Mejor actor: Mariano Martínez en "Valientes".
Mejor actriz: Luisana Lopilato en "Alguien que me quiera".
Mejor conductor: Roberto Giordano en sus "Desfiles".

Chau!