10 de julio de 2010

Lo que el Mundial nos dejó

Bueno, el Mundial ya casi termina. A lo largo de un mes, lo único que se vio en mi casa fue fútbol. Pasa cada cuatro años nomás. El resto poco importa. Quedan solo dos partidos irrisorios, salvo que uno se ponga de algún lado del arco, pero ¿de qué lado ponerse? Da igual. Lentamente, voy buscando otros programas para cargar horas cátedra de tele. Vuelve “Valientes” (no sé por qué), sigue “Malparida”, empieza la nueva temporada de “Lie to me”, y se vienen los Mundiales de hockey y de básquet. Una gillette por favor.

En fin. Lo que la Copa nos dejó (o al menos me dejó a mí):

La NASA se puso a estudiar la Jabulani. Si algún científico de acá cerca hubiera gastado recursos para investigar la trayectoria de una pelota, se le cagan de risa.

Algunos medios dejaron trascender que Wilfrido Vargas demandaría a Shakira por plagiar el estribillo de la canción "El negro no puede", pero alguien fue y le preguntó a Wilfrido Vargas y él dijo que nada que ver.

El Pulpo Paul y Mick Jagger tuvieron más pantalla que Ricardo Fort.

Mi amigo Lucas se obsesionó con las vuvuzelas, investigó en el tema y tiró data científica: “¿Sabían que están “afinadas” en Mi menor?”, dijo. Y agregó: “Parece que tienen su tono fundamental en 233 Hz. Si la TV tiene ecualizador, se puede eliminar bajando el canal de los 300 Hz. Otra es conectar la TV a la PC y ecualizarlo de allí. O comprar el “filtro anti-vuvuzelas” en www.antivuvuzelafilter.com. Sale €2,95)”, explicó. Yo no lo compré. Me terminé acostumbrando.

Pasman la tuvo adentro varias semanas.

Carles Puyol es igual a mi amigo “El Banana”.

Romina Gaetani y Gonzalo Heredia fueron a Sudáfrica, invitados por Quilmes, para ver Argentina-México en octavos de final. Qué suerte tienen algunos.

El próximo Mundial seguro lo gana Brasil, pero al menos queda más cerca.

Antes del último partido, Maradona clavó un “No se coman el chamuyo del 4-1 de Alemania a Inglaterra”. TVR, que se ufana de grabarlo todo, no lo pasó. Mmmmmmmmm. Aguante la línea editorial extrema que tienen todos los programas locales.

Los alemanes nos tienen de hijos.

Dios no siempre puede con todo: “El de abajo también juega”, indicó.