24 de agosto de 2011

Sexo, fantasía y sangre por televisión

2011 tal vez sea recordado como aquel año en que se estrenaron series épicas en Latinoamérica. En algunos casos, se trata de productos que ya fueron testeados con éxito en otras latitudes, mientras que otros llegan casi de la mano con sus lanzamientos en los Estados Unidos: Los Borgia, Camelot, Spartacus, Game of Thrones, Los Kennedy, por nombrar algunas. Estos son los nombres de la temporada, que además remarcan una nueva tendencia que ya se viene dando en la pantalla chica: las escenas sexuales son cada vez más explícitas y las escenas sangrientas son cada vez más gráficas.

Una de las que llama la atención por su exquisita producción y puesta en escena, es Game of Thrones, producida por HBO y con el estelar de Sean Bean, a quien quizás recuerdes de otro supermegatanque como fue "El Señor de los Anillos". Elegir a un actor de esa talla para encabezar un elenco de televisión es aparentemente una fórmula que viene dando resultados y que en otras épocas hubiera sonado hasta inverosímil. Los actores consagrados no volvían a la pantalla chica, era casi como que te mandaran a Siberia. Sin embargo, la tele viene gozando desde hace un tiempo de un prestigio inusitado y seguramente debe retribuir buenos dividendos ya que muchas estrellas no tienen problema de bajar sus estándares para encarar productos de este tipo.

Game of Thrones es la primera novela de fantasía de la saga "Canción de hielo y fuego", escrita por el norteamericano George R. R. Martin. Relata la vida de varias familias luchando por el poder en la tierra de Poniente mientras que unas criaturas extrañas merodean el lugar. Los complots son cosa común, las intrigas sexuales abundan, las escenas sangrientas son el pan nuestro de cada día, y a la hora de los bifes hay que decir que cada capítulo deja con ganas de ver el próximo. Lamentablemente, esta serie está disponible para aquellos que tienen la posibilidad de acceder no sólo a la TV por cable sino también al paquete Premium, pero gracias a las nuevas tecnologías es posible verla vía Cuevana, aunque sometiéndose a los tiempos de descarga y a las desventajas del soporte. Vale la pena.

Otra de las más singulares es Spartacus: Sangre y Arena, serie que ya lleva algunos capítulos en FX (los miércoles a las 23). Para los más despistados, hay que aclarar que no se trata de un programa protagonizado por algún juez federal vernáculo, aunque incluye una exhibición constante de hombres en paños menores. Este Spartacus relata la vida del famoso esclavo tracio obligado por los romanos a desempeñarse como gladiador para recuperar a su mujer y el honor perdido.

No es el primer intento hollywoodense por llevar a la pantalla las luchas en la arena de los circos romanos. En 1960 Kirk Douglas ya se había puesto en la piel del guerrero y recordemos también al Gladiador de Russell Crowe, que con otro nombre y otros detalles, fue inspirado por este personaje. En esta versión, y tal como su nombre lo indica, se hace culto de la sangre y de la amputación con una estética similar a la del filme “300”, recurriendo mucho a la cámara lenta, los gráficos y del efecto “rocío” (que consiste en regar todo de rojo). Además, predominan las escenas subidas de tono: el sexo es un deporte practicado tanto o más que las peleas, las ropas brillan por su ausencia y el recato es sapo de otro pozo. La única decepción de esta producción, y que viene por adelantado, es saber que el protagonista de la serie, el atractivo Andy Whitfield, será reemplazado en la segunda temporada(debido a una enfermedad) por otro chico musculoso.