Cuestión de miradas

En la vida hay momentos para obrar, momentos para recordar y momentos para dejar atrás. Solo uno sabe qué priorizar en un tiempo determinado. No existimos sin refrescar el pasado, pero tampoco sin planear hacia delante. Capaz el misterio radique en poder convivir con ambos ejercicios, sin que la existencia se te pase en el intento. “El secreto de sus ojos” es una película que juega con estas miradas. Miradas hacia el pasado, miradas hacia el futuro, miradas entre personas. Cuatro personajes que, en medio de un caso de asesinato, se paran distinto frente a la realidad: algunos quieren venganza, otros justicia, otros simplemente concluirlo.

Como eje central, un Ricardo Darín que se pregunta “cómo llenar una vida vacía, llena de nada”. Y a pesar de los años que se fueron, busca una respuesta. En el interín, las relaciones humanas. El amor, ese que perdura a pesar del paso de los años; y la amistad, esa que se conserva a pesar de los errores. El fin último: la justicia, esa que los hombres hacen y deshacen y que no siempre logra pacificar el alma. Y por fuera, un poco de historia, un poco de barrio, un poco de pasiones, un poco de idiosincrasia argentina.

Hay una escena alucinante en el filme y que lo pone a la altura de las superproducciones de Hollywood. Se trata de un plano secuencia que comienza con una toma aérea de un estadio de fútbol y que concluye en una persecución dentro de la cancha. Juan José Campanella juró no revelar cómo la hizo, pero en una entrevista a la Revista Criterios contó que le “llevó dos años de preparación, tres días de rodaje con actores y 200 extras, y nueve meses de postproducción, empleando en parte el programa Massive que usó Peter Jackson para ‘El señor de los anillos’”. Creo que es una de las mejores cosas que he visto últimamente en la pantalla.

“El secreto de sus ojos” competirá contra otras 64 películas extranjeras por una nominación al Oscar. Más allá de que quede seleccionada o no, esta nueva cinta de la dupla consagrada Campanella – Darín, -acompañada por un insólito Guillermo Francella, una excelente Soledad Villamil, y un excéntrico Pablo Rago-, ya se convirtió en uno de los films nacionales más vistos en la historia de nuestro cine, superando los dos millones de espectadores. Si faltas vos, te recomiendo que te hagas un llegue urgente por la sala más cercana a tu domicilio.

Nueva consigna para los comentarios:

¿Cómo se hace para llevar una vida vacía?