Cuando uno se sienta a ver tele por estos días tiene que estar preparado para todo. Lejos quedaron aquellos años dulces en que, con un modelo de familia en mente, se podían agarrar programas como los Ingalls, Alf, La isla de Gilligan, etc. Por supuesto que ya había culebrones como Dinastía y Falcon Crest, en las que Joan Collins y Linda Evans podían aparecer en la cama pero tapadas hasta la altura del escote. Cuánto han cambiado las escenas hot desde entonces.
Hoy, las series vienen cada vez más destapadas y lejos de sugerir, ponen toda la carne a la parrilla con menúes que incluyen desnudos frontales femeninos y masculinos, y escenas sexuales de todo tipo y para todos los gustos, muchas de las cuales convierten a “9 semanas y media” en una película de Disney. Es más, el desnudo no sólo es propiedad de la ficción. Hasta el mismo Ashton Kutcher prometió hacer un striptease completo en todos los programas que lo inviten a promocionar la nueva temporada de “Two and a half men” que lo tiene como protagonista en reemplazo del despedido Charlie Sheen.
No estoy descubriendo la pólvora al anunciar la existencia de gente desvestida en la televisión. La falta de ropa en una constante en muchos de los shows que vemos por estos días. Y por si eso fuera poco, Internet hace el resto. Con una computadora, ahora se puede acceder a cualquier cosa. Lejos quedó la experiencia de buscar a un primo mayor para que alquilara en el videoclub barrial la película prohibida y verla en tu casa con tus amigos cuando tus padres estaban trabajando. Ahora con un poco de información y de ingenio, podés conseguir ver muchas series que en la caja boba siempre van en horarios de protección al menor.
Lo que surge en definitiva, es la pregunta del millón. ¿La tendencia vino para quedarse? ¿Es bueno o malo?
Hay un capítulo de Los Simpsons que ilustra esta disyuntiva. Al ver cómo la violencia que ejerce la TV transforma la conducta de sus hijos, Marge lidera una cruzada para eliminar los dibujos animados de “Tommy y Daly”, y lo consigue con ayuda de la gente. Sin embargo, más tarde una muestra de arte trae al David de Miguel Ángel a Springfield y el mismo grupo de manifestantes le pide a Marge que proteste contra lo que consideran una forma de obscenidad personificada por la escultura del hombre desnudo. Marge obviamente se niega alegando la legitimidad artística de la obra. Entonces, alguien le cuestiona: ¿por qué censurar una forma de expresión y no la otra?
Llevado al caso que nos atañe: ¿Por qué algunos desnudos nos molestan y otros no? ¿Cuál es la diferencia entre el desnudo de David, las colas que se ven en Tinelli, los gladiadores sin taparrabos de Spartacus, o los carentes de pilchas medievales de Game of Thrones? ¿La diferencia radica en quien lo mira? ¿La diferencia está en el hecho artístico? ¿La diferencia está en la función del arte? ¿Existe una diferencia? O ¿todos los desnudos son lo mismo? A mí se me queman los libros. Eso sí: se ha vuelto tan común que ya no da ni vergüencita.
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