27 de junio de 2011

Yo me quiero separar, ¿y usted?

La vida en pareja no es fácil. Es difícil imaginarse al príncipe azul levantándose temprano para ir a laburar. Más aún cuando ya está un poco pelado y le gusta arrancar con la primera cerveza del día al alba. La imagen no es grata. Y viceversa. Con el tiempo las mujeres también dejamos traslucir algunos defectos, en especial el de la apatía, que es lejos uno de los peores vicios a vencer, si es que alguna vez se lo logra. Sí, la vida en pareja no es fácil. No lo digo solamente yo.

Encima, como si fuera poco saber que, según estadísticas de por aquí cerca, los divorcios duplican a la cantidad de casamientos, una tiende a imaginarse a Blancanieves consultando al espejo mágico antes de casarse, para saber qué va a pasar de acá a diez años, cuando la pasión se haya desvanecido, la vida sexual haya desaparecido y la rutina haya terminado por amalgamar una receta con final infeliz. En definitiva, cuando de las perdices que habla el cuento no haya ni rastro. ¿Se hubiera casado esa chica?

Ahí, justo en ese momento lóbrego, es cuando Derek Cianfrance decide ubicar su historia de un amor: "Blue Valentine". Dean y Cindy (protagonizados impecablemente por Ryan Gosling y Michelle Williams) constituyen una pareja que tiene una hija, trabajos rutinarios, una vida ardua, un automatismo amargo. Nadie entiende cómo llegaron hasta allí, hasta ese presente descolorido. Blue Valentine es una historia que comienza por el presente de la pareja. Sin embargo, se trata de un presente que podría interpretarse como el futuro, probable, muchas veces, que les espera a miles de novios en el mundo que un día apostaron por el “hasta que la muerte nos separe” y ni siquiera llegaron a viejos juntos.

Si tuvieras la bola de cristal y pudieras ver tu matrimonio encaminándose a la ruina, ¿evitarías casarte? Tal vez sí. Tal vez no. Quién sabe. Quizás la moraleja radica en que el amor es siempre más fuerte. O en que la necesidad de amar triunfa sobre la factible adversidad. Pero si algo queda claro es que, no siempre, el amor asegura un final feliz.

Aprovechala en el cine, todavía sigue en cartelera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No habia visto Blue Valentine hasta ayer y si bien no entendí algunas escenas, me gustó.

Creo que lo que deja esta película en claro es que podés haber amado muchisimo a una persona, esa persona te puede haber dado todo el apoyo que necesitabas, pero si el amor se acaba todo eso no vale nada...y el amor se puede acabar por muchas cosas, empezás a crecer y tomás otro rumbo, dejás de admirar al otro, dejás de reirte...uffff, montones de caminos posibles. También está el de remarla dia a dia y no dormirse en los laureles, ésa tambien esta dificil, pero bueno, al que le gusta el kiwi que se banque la pelusa..
beso
maria