6 de marzo de 2010

Gloria y dolor

“No escucho tan bien como antes, ni soy tan lindo como era, pero todavía estoy aquí”. La frase no es propiedad de Ludwig Van Beethoven, sino de Randy 'The Ram' Robinson, el personaje principal de "El Luchador", la película que lo vio renacer el año pasado a Mickey (alias me comí a Kim Basinger en 9 semanas y media) Rourke. Y qué lindo que así sea.

La vi por primera hace meses, aunque me dio cosita alquilarla porque no quería ver hombres en malla, saltando unos sobre otros y tirándose sillas, pero hice el esfuerzo. Y no me arrepentí. Ayer la volví a agarrar por el cable y confirmé que "El Luchador" es una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo. Un soliloquio de un Mickey Rourke descollante, que te rompe el corazón. Porque sí, la vida se te pasa, y cuando fuiste un campeón de lucha libre, con la gloria a tus pies, y ahora tenés más años, y necesitas drogas para calmar tus dolores, y usas un audífono y anteojos, y vivís en un trailer, y tu hija no te quiere ni ver, y la única mina que te da bola es una puta, y encima te da un infarto, entonces estás fregado.

Pero entonces, The Ram se busca un laburo honesto. Y vos te pasas todo el tiempo esperando verlo volver a luchar y verlo morir, porque sabés que él no va dejar las pistas. Porque él te lo dice, el único lugar donde le hacen daño es afuera del ring.

Rourke, que estremece por el grado de desfiguración facial y caricaturismo, se merecía el Oscar 2009. Pero se lo dieron (de nuevo) a Sean Penn. Qué querés que te diga, fue una injusticia.

Prepara los pañuelos descartables, porque, como dice una amiga, a ésta la auspicia Carilina, no es apta para cardíacos y menos para personas que están pasando por un mal momento en sus vidas.

Por I-SAT, el próximo domingo 14 de marzo, a las 22:00 hs.

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