A todos los que visitan este blog, los mejores deseos para el año que comienza.
Les dejo como regalo el video de la canción de U2 "New Year's Day", y recuerden que el gran Bono dice: "Comenzaré de nuevo".
¡Salud, Prost, Chin-chin, à La Vie!
Cuando éramos chicos jugábamos a los "Super Amigos" en un bananero que había en casa y que hacía las veces de "Palacio de la Justicia". Mi amigo Salvador era Superman, yo era Batichica y a mi hermana le tocaba ser Bati-chiquita. Todavía no sé qué fuerza superior hacía que todos los varones quisieran convertirse en el hombre de la capa. Quizás fue aquella euforia inspirada por las películas de los 70/80, o los dibujitos animados que pasaban por entonces. Pero, como la historia de los Pitufos que asesinaban chicos, a mis oídos también llegaron leyendas urbanas de niños que con sábana al cuello, saltaban desde los techos queriendo volar como el personaje que tan gallardamente interpretó el carilindo Christopher Reeve. Así de fuerte fue la manía.
Hay lugares desde donde no se vuelve, esa es una de las lecciones más difíciles que nos toca aprender. No importa cuántas veces puedas pedir perdón, ni la cantidad de otras heridas que puedas curar. Tenés que saberlo: no siempre habrá quien te redima, a veces ni siquiera vos mismo. Lo malo que hayas hecho en la vida quedará por siempre en algún lugar. Y es peor aún si te toca ser testigo de las consecuencias que tus acciones tienen sobre los demás.
Esto no tiene nada que ver con cine ni con TV. Te voy avisando para que no te sorprendas. El otro día, más precisamente el miércoles 23, en vísperas de Noche Buena, yo tuve una de las peores veladas de mi vida. Volvía con mi autito de la casa de mi hermana en plena tormenta y naufragué en el río que se había formado entre las calles Tandil y Richieri, en barrio Jardín.
Tengo dos amigos que viven en Yacanto de Calamuchita. Los tipos dejaron atrás el sabor a ciudad y emprendieron el camino hacia lo agreste, a vivir la vida de pueblo. Lo cierto es que están solos la mayor parte del año, en especial en invierno cuando llueve, nieva y hace temperaturas bajo cero. Después de ver “Secreto en la Montaña”, inevitablemente el grupo los estigmatizó y no hay chiste sobre su vida que no haga referencia a la película. ¿Cómo andan las ovejas?, ¿pusieron la carpa afuera?, ¿cómo se calientan cuando hace hace frío?; son algunos de los ejemplos relacionados. Creo que eso da una pauta de lo fuerte que fue ese filme.
Si todavía no sabés quién carajo es Ricardo Fort, es porque nunca prendés la tele. El hombre aparece hasta en Disney Channel disfrazado de Barney. Está en todos lados, evidenciando aquél viejo teorema que ya todos conocíamos y que sostiene que hay una vida mejor, pero es más cara. Sí, para vivir como Ricardito hay que ser multimillonario. Ese es su único pecado.
“Señor & Señora Smith”. Qué película mala, Dios mío! Como será de funesta que cuando terminó, el reproductor de DVD la escupió desde adentro y el CD se autodestruyó a sí mismo.
Una de las pesadillas de cualquier mina es quedar preñada de un idiota. Y más todavía si fue producto en un encuentro casual. Eso es lo que le pasa a la protagonista de “Ligeramente embarazada” (no entiendo lo de ligero: o éstas o no éstas embarazada, no hay otra).
"Si tuviera 30". Ay ay ay. Primero, a esta película ya la hizo Tom Hanks hace más de dos décadas. Se llamaba “Quisiera ser grande”.
Conozco un tipo que es médico. Para hacer catarsis y liberar tensiones el hombre sale en la moto y grita mientras recorre el camino a su trabajo. Sí, sí. Va gritando. Otras personas toman pastillas, otras llenan los vacíos con comida, otras lloran a escondidas y después se dibujan la sonrisa, y otras se tiran de un edificio.
“La vida de David Gale” era una buena vida. El hombre tenía un laburo reconocido, esposa, hijo, trabajaba por una causa, le iba bien. Hasta que se cruzó con una zorra. No quiero sonar machista, pero ya lo habían dicho una vez: No hay nada más peligroso que una mujer despechada. Y si vivís en Texas (EE.UU.) te tomaste unas copas y la mina te encara en una fiesta, en un abrir y cerrar de ojos perdiste todo y estás en la cárcel condenado a muerte.
Se acerca la Navidad y de todas las películas relacionadas con el tema que empiezan a emitir por estos días en la tele, mi preferida es "Duro de Matar". El policía John McClane combate terroristas europeos en el Nakatomi Plaza, descalzo y en camiseta, todo en vísperas de Noche Buena. Un lujo.
Cómo perder a un hombre en 10 días. Je je. Yo puedo darte consejos sobre cómo perderlos en 5 minutos. Si vos te cruzaras con los mismos tipos que yo, perderlos es lo más fácil del mundo. Simplemente se desvanecen en el aire.
¿Qué te llevarías a una isla desierta? Cuando te hagan esa pregunta acordate de Tom Hanks. Después de hacer “Náufrago” nos enseñó que al menos vas a necesitar una Victorinox, un encendedor, un par de zapatillas de tu talle y una pelota de volley.
Solían decir que era más probable morir a manos de terroristas que casarse después de los 40 años. No concuerdo con esta hipótesis. Lo que esta premisa no contempla es que después de esa edad muchos no quieren casarse, menos aún si ya lo estuvieron previamente. Pero no es imposible conseguir pareja. Conozco madres de amigas que después de divorciarse, se pusieron de novias con viudos o separados, y tengo una tía abuela -de más de 70- que me arrastró al Registro Civil de Bouwer de la mano de su media naranja para que fuera testigo de la unión.
Chicas: desde que el último James Bond salió del mar vistiendo traje de baño azul, yo no había visto otro cuerpo más armonioso como el de Ryan Reynolds (33 años - escorpiano). Quizás lo recuerdes por ser el flamante marido de Scarlett Johanson o por su trabajo en películas como “Terror en Amityville” o “Blade Trinity”, donde siempre tiene reservadas un par de escenas en cuero. Y qué lindo que así sea.
No sé qué quisieron hacer con esta película: “The Time Traveler's Wife” (en español “Te amaré por siempre”). Obviamente es un drama romántico en donde una mina se enamora de un tipo que viaja en el tiempo. Ahora, ¿por qué el hombre viaja en el tiempo? Un misterio. El flaco de repente desaparece y aparece en otro lugar en bolas, buscando ropa y se queda caminando sin hacer nada. Aburridísimo.
Siempre tuve sentimientos cruzados hacia Leonardo DiCaprio. A veces me encanta, a veces no me lo banco. Pero hay que reconocerle que pronunció una de las frases más conocidas del cine actual: “I'm the king of the world!”. No hay boludo hoy, que al momento de subirse a un barco/canoa/yate/lancha/tabla de surf/ cualquiera, vaya a la proa, abra los brazos y grite “Soy el rey del mundo!”.
Ya lo dijo una vez el Pelado Cordera: “Por la noches la soledad desespera”. Todos los que estuvimos solos alguna vez sabemos que cuando el trabajo se termina y el sol se esconde, se viene el tiempo más difícil de llenar del día. Pero Lars es un caso especial, porque parece un chico común y corriente, simplemente retraído, al que no le gusta que le rompan los huevos. Hasta que un día aparece en la casa de su hermano y presenta a su novia: una muñeca inflable que se llama Bianca.
Las primeras incursiones cinematográficas que tuvimos cuando pequeños en casa fueron alentadas por la compra de una videocassetera. Esto ocurrió allá por 1985, año en el que la zona sur de nuestra ciudad tenía un solo Video Club, el “Córdoba” que quedaba sobre calle Sabattini. Hacia allá íbamos con mi viejo los viernes y traíamos a casa como diez películas de todos los géneros. En una de esas oportunidades la elegida fue “Top Gun”. Mi padre, que es un hombre muy sabio y muy anti-imperialista, se sentaba cual inspector de la DGI a ver con nosotros los videos, actitud que en algunos casos era bastante incómoda, porque le gustaba criticar hasta la ropa que usaban los actores. Esto hacía que la experiencia de ver el filme fuera un bochorno, el hombre se ponía a hablar sobre los yankis, que nunca ganaron en Vietnam, que lo único que hacen es bombardear inocentes, que estas películas son propagandas anticomunistas, etc. Lo que mi padre no entendía es que nosotros solamente queríamos ver chicos lindos.
Hace varios años un amigo me recomendó “Kill Bill”. Fui al video convencida de que me llevaba una joyita, pero después de verla, lo llamé al ingrato para reclamarle que me devolviera la guita del alquiler. Cómo odié esa película!
Dicen que la amistad entre el hombre y la mujer no existe. Yo nunca coincidí con esa teoría porque imposibilitaría cualquier tipo de relación entre géneros e implicaría que la cuestión erótica está implícita en todos los ámbitos. Y no siempre es verdad. Si fuera cierto, no podrías tener sentimientos amistosos hacia tu jefe, los novios de tus amigas, tus compañeros de trabajo y otros hombres con los que te cruzas diariamente en el camino. O imaginate a Roberto Carlos, no le alcanzarían los forros.
En la vida hay momentos para obrar, momentos para recordar y momentos para dejar atrás. Solo uno sabe qué priorizar en un tiempo determinado. No existimos sin refrescar el pasado, pero tampoco sin planear hacia delante. Capaz el misterio radique en poder convivir con ambos ejercicios, sin que la existencia se te pase en el intento. “El secreto de sus ojos” es una película que juega con estas miradas. Miradas hacia el pasado, miradas hacia el futuro, miradas entre personas. Cuatro personajes que, en medio de un caso de asesinato, se paran distinto frente a la realidad: algunos quieren venganza, otros justicia, otros simplemente concluirlo.
Nunca supe ahorrar muy bien. Mi hermana es contadora y siempre me dio consejos sobre cómo hacer para no gastar plata de más. “Guardá 100 cuando cobres y hacé de cuenta que no los tenés”; “Cambia una guita por dólares y hacé de cuenta que no la tenés”; “No saques una tarjeta de crédito, desembolsá solo lo que tengas”. En fin. Nunca le di pelota. Pero hoy, ahora, en este momento, te voy a dar yo un consejo a vos. Si querés ahorrarte 2 horas de tu vida, 18 pesos de entrada y 20 mangos de pururú y coca, NO VAYAS a ver esta película: “La Huérfana”.
Hace un tiempo inventamos con un amigo el juego “Le doy, no le doy”. La gracia del esparcimiento consistía en abrir páginas web de boliches de Córdoba y buscar fotos de hombres y mujeres a quienes elegíamos para “darle o no darle”. Ahí fue cuando descubrí -con asombro- que mi amigo, un gran pirata de la noche, "le daba" a cualquier cosa que tuviera escote. No importaba si la nariz de la mina era del tamaño de una banana, o si tenía dientes ballenescos o si lo pasaba en altura. El "le daba" a todo.
Agarrá papel y lápiz y empezá a anotar. ¿Qué querés hacer antes de que llegue el fin de la humanidad? Yo ya apunté varios deseos: ir a la playa una vez más, terminar de leer “El Segundo Sexo” de Simone de Beauvoir que empecé hace un año, oír a mi sobrina decir Tati, enamorarme otra vez y aprender a tocar el piano.
El otro día volví a ver con gran placer “Regresiones de un hombre muerto” ("The Jacket"), un thriller protagonizado por el narigón ganador del Oscar, Adrien Brody, y la bella Keira Knightley. La había alquilado hace años, pero me había olvidado el final y la verdad es que valió la pena revivirla.
Una de mis actrices favoritas es Kate Winslet. Si agarrás a esta mina y la combinas con la espectacular presencia de Jude Law, una supone que alquila un peliculón. Esa fue mi conclusión cuando pagué por ver “El Descanso” (“The Holiday”). El casting también incluía a Jack Black, que no me cae mal, y a la insoportable Cameron Diaz, que puede estar buena, pero en algunas películas solo me produce ganas de adelantar el DVD. Pero reitero, Winslet + Law = buena plata gastada. O al menos eso pensé yo.
Cuando iba al jardín de infantes me hice amiga de Salvador. El “Salvi” fue el primer compañero de mi vida que no pertenecía a mi familia. Estábamos juntos todo el día en la escuela y después seguíamos en la casa de uno o del otro. Inventamos todos los juegos habidos y por haber, fuimos superhéroes, veterinarios, jardineros, maestros, deportistas, y les escribimos juntos las cartas a los soldados que estaban en Malvinas.
Bueno, para inaugurar la celebración de la Noche de Brujas comencé el lunes viendo “Cuando un extraño llama”, la remake de una película del año 1979, que tiene una de las escenas más espeluznantes de la historia del cine. Una mina que está cuidando unos niños recibe (valga la redundancia) llamadas de un extraño, que le respira profundo por el tubo y a veces le pregunta por los chicos. Cuando la mujer (por fin) se decide a marcar el 911 y la policía rastrea la comunicación, le avisan que viene de ADENTRO DE LA CASA. Chan! Yo ahí sentí frío por dentro. Mucho frío. La nueva versión no es tan buena, cambia drásticamente el final, pero conserva algunos momentos de tensión y esas partes en las que te dan muchas ganas de ver morir a la protagonista cuando comete los clásicos errores de siempre y que ya mencioné en mi reseña sobre “La Masacre de Texas”.
Y el broche de oro: Una espiritista británica, a través de la red social Twitter, está recibiendo preguntas de fanáticos para contactar a celebridades muertas. El próximo viernes, la bruja se las retransmitirá a los difuntos elegidos que fueron: Michael Jackson, Kurt Cobain, River Phoenix y William Shakespeare.
Hay un nombre que resonará por siempre en los oídos de todas las mujeres de más de 30: Bridget Jones. La rubia, gordita, solterona, fumadora, bebedora, poco hábil mujer londinense que busca una pareja estable. Bridget escribe un diario y hace las clásicas promesas de fin de año para intentar convertirse en una mujer deseable. Pero nunca llega a cumplirlas y su autoestima sufre altos y bajos según el hombre que se cruce por su camino.
Hay una frase de antología en Los Simpsons. Es en un capítulo en que los pendejos van en el autobús escolar cuando Otto se pone a correr una carrera. Y Milhouse dice: “Esto es como 'Máxima Velocidad 2', pero con un colectivo”. Genial. Hay que reconocerlo, “Speed” marcó un hito en el género de acción, al menos para mí. La vi un montón de veces y me sé la musiquita de memoria.
El otro día hablando sobre el amor con unas amigas, llegamos a una conclusión, que aunque cruda, es universalmente conocida. El amor es lo que uno quiere que sea. Vos te podés enamorar de cualquier cualidad que la otra persona tenga, ya sea física, personal, económica, etc. A nadie le es ajena la frase “Billetera mata galán”, o como dijo el ex Puma Agustín Pichot: “Puma mata billetera”. De ahí, la existencia de grupos como las botineras, o las mujeres que aman el poder, o las groupies. Un tipo que se sube al escenario puede tener cara de pelotudo, pero canta como los dioses y te enganchás como loca. Si no pregúntenle a Luisana Lopilato, que anda saliendo con ese trovador canadiense a pesar de que ella no habla inglés y él no entiende el castellano (y ni siquiera está bueno). Y lo ama. Capaz uno no lo entiende, pero quiénes somos el resto para juzgar cómo quieren los demás.